Distintos modelos y prácticas de adaptación al cambio climático han centrado las conferencias de la cuarta jornada de la Aragón Climate Week. Ha comenzado a las 10.00 horas en el Salón de Actos del Edificio Cervantes, en Huesca.

La primera conferencia ha abordado la adaptación al cambio climático en el medio urbano. La técnica de Infraestructura Verde del Ayuntamiento de Huesca, Ana Pérez Adel, ha explicado prácticas de éxito en la ciudad como las islas de biodiversidad. En Huesca se aplica con carácter general la regla 3-30-300: 3 árboles desde cada hogar, 30% de cobertura de dosel de árboles en todos los vecindarios y 300 metros de distancia máxima a un espacio verde. “Cuanta más naturaleza consigamos colocar de forma ordenada en la ciudad, más beneficios tendremos”, ha asegurado Adel.

El Plan de Acción por el Clima y la Energía Sostenible (PACES) del Pacto de Alcaldías ha protagonizado la segunda ponencia de la jornada. Carlota García y Felipe del Busto, investigadores del Centro de Información y Red de Creación de Empresas (CIRCE) han explicado el contenido del plan y las acciones sobre las que trabaja. El PACES se puso en marcha en 2018 y en la actualidad cuenta con la participación de 7.000 ayuntamiento de 57 países. Un proyecto que también se asienta sobre un análisis de riesgo y vulnerabilidad el cual también se ha dado a conocer en la conferencia.

En la tercera conferencia, la responsable de la Coordinación del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático OPCC – CPT, Eva García Balaguer, ha detallado la Pyrenean Climate Change Strategy EPICC-2050, entre otras iniciativas, como el Proyecto Federador, con 54 entidades implicadas. «La cooperación es la clave para actuar”, ha asegurado García Balaguer, y ha añadido que “la visibilidad ante Europa sigue siendo para nosotros uno de los grandes retos”. Para García-Balaguer, “es momento de mezclar conocimiento y acción”.

La investigadora del Instituto Pirenaico de Ecología IPE-CSIC, Graciela Gil-Romera, ha abordado los cambios climáticos del pasado en una interesante conferencia en la que ha insistido en la posibilidad de que en las próximas décadas se intensifiquen los principales fenómenos meteorológicos a causa del cambio climático. «Estamos viendo que nos estamos aproximando a un punto de inflexión en el planeta que los científicos no somos capaces de predecir con exactitud y que no sabemos qué efectos puede desencadenar sobre la vida en el planeta», ha afirmado. Los datos obtenidos del estudio del clima en el pasado y su impacto en los ecosistemas son imprescindibles para obtener modelos predictivos que ayuden a adaptarnos a esos cambios en el futuro.

En la quinta conferencia de la jornada, el experto entomólogo Enrique Murria Beltrán, de la Sociedad Entomológica Aragonesa, ha explicado la influencia del cambio climático en las mariposas y otros lepidópteros. “Está impactando en muchas especies y perderemos seguramente algunas en el Pirineo por causas climáticas”. Murria ha señalado que algunas especies ya han desaparecido de los prados de Ordesa, otras se refugian en altura ante el aumento de las temperaturas y su nicho es ocupado por otras especies “oportunistas”. Así, el cambio climático favorece la aparición de otras especies como la procesionaria o la mariposa del madroño de origen afrotropical. Entre otras consecuencias, se han detectado también alteraciones en su “fenología”, con mariposas volando en diciembre creyendo que, con el aumento de temperaturas, “están en primavera”. Eso, entre otras consecuencias, afecta a su reproducción.

Por último, se ha presentado el proyecto Biopirineo que lidera Ecodes. Su director, Pablo Pedival, ha explicado que agrupa a 4 entidades y su zona de actuación es el Parque Natural de los Valles Occidentales y su entorno (unas 78.000 has). “Hemos detectado una degradación de los recursos naturales y una disminución de la actividad socioeconómica relacionada”, ha explicado Pedival. Biopirineo pretende demostrar que con ciertas actuaciones “se puede adaptar el territorio para que sea más resiliente en el presente y en el futuro”. Se pone el foco en la bioeconomía entendida como “volver a conectar los recursos naturales con la actividad del territorio”. Por otro lado, se contemplan actuaciones de adaptación frente al cambio climático, entre otras. El proyecto Biopirineo se marca cinco campos de actuación y fija objetivos como desarrollar cultivos adaptados al cambio climático, modelos de turismo y planes de movilidad sostenibles o establecer un modelo de pago por servicios ecosistémicos y revertir esos ingresos en el territorio.

La programación de la Aragón Climate Week continuará esta tarde, a partir de las 16.30 horas, con la segunda jornada de la actividad Patios por el Clima en la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza.