El comercio de emisiones y las acciones de mitigación frente al cambio climático han centrado el foco del debate del encuentro.
La segunda jornada de conferencias técnicas de la Aragón Climate Week ha reunido, este martes 22 de octubre, a un centenar de técnicos de la administración en torno al comercio de emisiones y las acciones de mitigación frente al cambio climático. El edificio Pignatelli de la capital aragonesa ha sido el escenario del encuentro en el que han participado seis expertos de diferentes puntos del país quienes han compartido sus investigaciones acerca de los retos frente a la crisis climática.
La primera conferencia ha tratado sobre el comercio de emisiones y ha concluido que, a la vista de los datos actuales, “en 2050 estaremos lejos de la neutralidad climática”. Así lo ha apuntado la controladora de calidad ambiental del Gobierno de Aragón, Mª Eugenia Martínez, que ha explicado que el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE) “se basa en el principio de que quien contamina paga». Existe así un techo de emisiones que no se puede superar y si una instalación lo supera «tendrá que salir al mercado a comprar derechos de emisión». En Aragón, la Dirección General de Educación Ambiental del Gobierno de Aragón aprueba el informe anual de emisiones que deben emitir las instalaciones. En 2021, la Unión Europea inició una “reducción drástica” del techo de emisiones con el objetivo de que, en 2030, se consiga una reducción de emisiones del 62% respecto a 2005. Transporte, industria y generación eléctrica son las tres actividades que tienen la mayor contribución a gases de efecto invernadero en España. En el caso de Aragón destaca el peso de la ganadería y la agricultura que suponen algo más de un tercio de las emisiones.
El Altas Climático de Aragón ha sido el tema central de la segunda conferencia de la jornada impartida por el climatólogo e investigador de la Universidad de Zaragoza, Miguel Ángel Sanz, quien ha hecho hincapié en la necesidad de implantar los mapas y datos climáticos en los planes de gestión de los territorios y, en especial, el de las ciudades. “La tendencia apunta a un aumento significativo de la temperatura, lo que implica necesariamente adaptar los entornos urbanos a estos nuevos escenarios climáticos”, ha explicado. Una intervención en la que también ha expuesto los indicadores sobre los que se está trabajando en estos momentos para actualizar el Atlas Climático.
El aumento de lluvias intensas, olas de calor, sequía e incendios son las principales amenazas climáticas para Aragón, que tienen impacto en la salud, los recursos hídricos, el patrimonio natural, la industria, el turismo o el sector forestal, entre otros. Así lo ha explicado la responsable de proyectos de Global Factor, Lidia Giménez. Entre estos impactos se encuentra el aumento de los golpes de calor y de enfermedades relacionadas con la calidad del aire, el empeoramiento de la calidad del agua, el aumento de plagas o el incremento de costes de refrigeración para la industria.
El cuarto ponente en intervenir ha sido Nicolás Grassa, técnico de Acción Climática de la Fundación Economía y Desarrollo ECODES quien ha insistido en la necesidad de calcular nuestra huella de carbono tanto a nivel particular como empresarial para poder adoptar acciones que la minimicen. “Calcular la huella de carbono es el primer paso para la descarbonización”, ha indicado. Se entiende como Huella de carbono la cantidad de gases de efecto invernadero liberados a la atmosfera durante los procesos productivos de una organización o individuo y se mide en CO2. Grassa ha recordado que la principal fuente de emisión de gases de efecto invernadero es la quema de combustibles fósiles. No obstante, ha incidido en que “hay muchas acciones que podemos adoptar como sustituir el papel virgen por uno reciclado, contratar la luz a empresas 100% renovables o planificar nuestros viajes empresariales y agruparlos. Todo ello va a contribuir a reducir nuestra huella de carbono”.
La quinta conferencia de la jornada ha analizado el Reglamento Europeo de Restauración de la Naturaleza que entró en vigor en agosto de 2024. Contribuir a la recuperación de la naturaleza, a la mitigación del cambio climático y a la neutralidad en la degradación de los suelos están entre los objetivos de esta norma que fija el siguiente hito: establecer medidas en el 20% de los ecosistemas que necesiten restauración en 2030 y en el 100% en 2050. La propuesta de hoja de ruta, que ha detallado Manuel Oñorbe, especialista en el desarrollo de proyectos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, contempla un grupo de trabajo interautonómico de restauración de la naturaleza. Además, se está en proceso de crear un grupo de trabajo de participación pública. Oñorbe ha explicado que “por cada euro gastado en restauración puede tener un retorno de al menos 8 euros”.
La investigadora Ana Ballesteros, del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) ha sido la encargada de cerrar la jornada con una conferencia sobre bosques y su capacidad como sumideros de carbono. Según En Aragón, un 57% del territorio está ocupado por bosques o tierras forestales de la cual el 16% son encinares. La superficie forestal actúa como un importante sumidero de carbono en Aragón. No obstante, Ballesteros ha indicado que “en dos décadas, la superficie forestal ha aumentado un 30%. El abandono de las actividades tradicionales y la poca intervención sobre el bosque está haciendo que la competencia por los recursos de los individuos sea muy alta lo que afecta a la propia salud del bosque y a su capacidad como sumidero de carbono”. Para finalizar ha abogado por el aclareo y los trabajos forestales como alternativa para reducir la biomasa forestal y mejorar su capacidad como sumidero.
La Aragón Climate Week continuará mañana con el Consejo Aragonés del Clima y el Encuentro Patios X el Clima.